“Si se levantan los vientos y tropiezas con los escollos de la tentación, mira a la estrella, invoca a María. Si te agitan las olas de la soberbia, de la ambición o de la envidia, mira a la estrella, llama a María. Si la ira, la avaricia o la impureza impelen violentamente la nave de tu alma, mira a María… En los peligros, en las angustias, en las dudas, mira a la estrella, piensa en María, invoca a María. Que María nunca se aparte de tu corazón”
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