Hubo
hermandades, no obstante, que nunca bajaron el listón... El mismo que
hoy se supera a la vista de los altares de cultos que se están viendo.
El año comenzó con altares tan armoniosos y llenos de emotividad como el del Señor de Pasión o el de las Penas de San Vicente.
Imágenes que escalan hacia alturas insospechadas, como la Cena o la Soledad de San Lorenzo, ambas escoltadas por un tenebroso mar de velas. Composiciones llenas de elegancia y con un sabor exquisito como la Carretería, el Calvario, el Silencio o la Quinta Angustia.
La Cuaresma culminará con una Virgen del Valle que escala los límites de la Anunciación y con un fin de semana de besapiés y besamanos en los que merecerá la pena acercarse al Museo, Montserrat, San Juan de la Palma...
En el otro lado, en el opuesto a los grandes altares, encontramos una situación que no es nueva pero que puede cobrar fuerza. Es la que se produce cuando se termina de restaurar un retablo o una imagen y nace cierta preocupación por preservar la obra. Ha sucedido con las hermandades que van a Santa Ana después de la restauración del retablo de Campaña.
También está el experimento de Pasión, hace un par de años, que suprimió cualquier tipo de iluminación a base de velas y colocó unos grandes focos que iluminaban al Señor desde diversos puntos, creando un sobrecogedor juego de luces y sombras. Un altar que no dejó indiferente a nadie, que fue criticado por "minimalista" y que, hasta la fecha, ni Pasión ni ninguna otra hermandad en Sevilla ha osado a imitar.
En cualquier caso, hay que quedarse con lo mejor; que los templos de convierten en verdaderos monumentos efímeros que anuncian lo que está a punto de ocurrir.
El año comenzó con altares tan armoniosos y llenos de emotividad como el del Señor de Pasión o el de las Penas de San Vicente.
Imágenes que escalan hacia alturas insospechadas, como la Cena o la Soledad de San Lorenzo, ambas escoltadas por un tenebroso mar de velas. Composiciones llenas de elegancia y con un sabor exquisito como la Carretería, el Calvario, el Silencio o la Quinta Angustia.
La Cuaresma culminará con una Virgen del Valle que escala los límites de la Anunciación y con un fin de semana de besapiés y besamanos en los que merecerá la pena acercarse al Museo, Montserrat, San Juan de la Palma...
En el otro lado, en el opuesto a los grandes altares, encontramos una situación que no es nueva pero que puede cobrar fuerza. Es la que se produce cuando se termina de restaurar un retablo o una imagen y nace cierta preocupación por preservar la obra. Ha sucedido con las hermandades que van a Santa Ana después de la restauración del retablo de Campaña.
También está el experimento de Pasión, hace un par de años, que suprimió cualquier tipo de iluminación a base de velas y colocó unos grandes focos que iluminaban al Señor desde diversos puntos, creando un sobrecogedor juego de luces y sombras. Un altar que no dejó indiferente a nadie, que fue criticado por "minimalista" y que, hasta la fecha, ni Pasión ni ninguna otra hermandad en Sevilla ha osado a imitar.
En cualquier caso, hay que quedarse con lo mejor; que los templos de convierten en verdaderos monumentos efímeros que anuncian lo que está a punto de ocurrir.
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