Han concluido en la fecha prevista las tareas de restauración de
nuestro estandarte, trabajo que ha sido realizado en el taller de “Sucesores de Esperanza Elena Caro”, dirigido en la actualidad por nuestra hermana Carlota Elena.
La obra es una reproducción casi exacta del estandarte que
utilizaba la Hermandad hasta entonces, realizado en el mismo taller en
el año 1.936, con diseño de Ignacio Gómez Millán.
El nuevo estandarte reprodujo el anterior pero dándole unos
centímetros más de altura y variando el bordado de la parte posterior,
que en el antiguo está completamente bordado a realce y en el nuevo se
limitaba a una decoración sencilla con calabrote y cordón.
La obra, cuya función es la de representar a la Hermandad en todos
los actos en los que sea necesario, se puede catalogar dentro de la
categoría de tejidos con decoración en superficie (bordado). La técnica
utilizada es la de oro tendido a realce, con decoración de hilos de
colores e imaginería.
En cuanto al diseño, el estandarte se puede dividir en cuatro partes:
- La central, que se compone de una cartela bordada en oro con el
escudo de la Hermandad, enmarcado por la corona Real y el Toisón.
- La superior, con una cartela bordada en “milané” con la heráldica del Cabildo
Catedralicio.
- La inferior o enagüilla, con un diseño y ejecución similar a la
anterior, pero representándose el escudo de la Ciudad de Sevilla.
Ambas zonas están enmarcadas por un galón bordado igualmente en
“milané”, que contiene diferentes escudos relacionados con la
Hermandad. El resto de la decoración es típicamente barroca, con hojas,
flores y lazos enlazados entre si.
- Por último, la parte posterior, que hasta esta intervención se
limitaba a una decoración de calabrote y cordón imitando el dibujo del
bordado del estandarte antiguo y que ahora se ha recuperado.
El estado de conservación era bastante deficiente, no tanto en lo
referente a los motivos bordados, como a la conservación del tejido
soporte, que se encontraba muy desgastado.
El tejido de soporte se encontraba en muy mal estado de
conservación, con un acusado desgaste sobre todo por la parte central,
donde va atado el cordón, y por la parte posterior donde se apoya el
estandarte para portarlo, lo que provocaba numerosos desgarros.
Las piezas bordadas y el hilo metálico en general no presentaban
grandes pérdidas, excepto por las zonas externas más expuestas al roce
que tenían el hilo de oro perdido o chafado en un alto porcentaje,
estas pérdidas se concentraban el la parte exterior del toisón, los
lados exteriores de la nagüilla y la zona central del dibujo, donde va
rozando el cordón. Afortunadamente, las zonas más delicadas, como son
las cartelas y el galón de “milané”, se encontraban en un óptimo estado
de conservación.
La actuación sobre el estandarte ha consistido fundamentalmente en
el pasado a un nuevo tejido de soporte de los motivos bordados que
componían la pieza y en el bordado a realce de la parte posterior,
recuperando, por tanto, la riqueza del estandarte antiguo. La tela
soporte utilizada ha sido un terciopelo de color verde de primera
calidad.
En primer lugar, se realizó un dibujo de la obra a escala natural,
para dejar perfectamente señaladas la ubicación de cada uno de los
elementos que lo constituyen. Además, se diseñó la parte posterior, a
semejanza del que posee el estandarte antiguo, pero introduciendo los
cambios necesarios de tamaño para cuadrarlo con el actual.
Posteriormente se procedió a desmontar del tejido de base los
motivos bordados, dejando constancia de su ubicación previa, para poder
volver a ponerlos cada uno en su lugar original.
A continuación se limpiaron todos los bordados, utilizando hisopos
de algodón y una solución de amoniaco y agua desmineralizada al 50%,
extremando la precaución en las zonas más delicadas, como el “milané”,
para evitar el desprendimiento de los hilos originales.
El siguiente paso ha sido la restauración, una por una de las
piezas más deterioradas en bastidores individuales, reintegrando
exclusivamente las hebras dañadas y reponiendo sólo aquellas que se
encontraban en un estado irrecuperable.
Concluida esta labor, se fijaron los bordados en el nuevo tejido, montado en su bastidor correspondiente.
Como decíamos, en la parte posterior se han bordado, siguiendo el
diseño del estandarte original, nuevos motivos con diferentes técnicas
de cartulina, hojilla, escamados de lentejuelas, etc. Además, se han
replicado los roscos en negro y plata tan característicos de la
decoración de la citada insignia.
La labor de restauración y pasado culminó con el forrado interior y el montaje en la formaleta.
Se ha completado la intervención con la incorporación de un nuevo
cordón de oro, obra de Arte Sacro San Fernando, industria artesana
regentada D. Fernando de la Poza.
Como dato curioso, cabe reseñar la aparición de un escrito dentro
del bordado firmado en 1.973 por una bordadora llamada Mª Rosa Chaves
López, que en aquella fecha tenia 22 años, que le pedía a la Virgen
“salud y amor”. En la actualidad es abuela de dos nietas, sigue
bordando en el taller y ha participado en la restauración del
estandarte que ella misma bordó hace 39 años.
Es también reseñable que otra de las bordadoras del taller, Ana
Martín, es nuera de nuestro inolvidable hermano Antonio Sáez, que
durante tantas ocasiones portara la emblemática insignia y cuyos
descendientes siguen llevándola cada Viernes Santo.
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